Feminismo y espiritismo

Una mujer de hombros para arriba, detrás de una mesa junto al libro que presenta. De fondo, el logo de la Universidad de Granada
Enriqueta Barranco, presentando en libro sobre Agustina González en la Universidad de Granada. / Foto: Cedida

«Yo he sido uno de los que hemos sacado a García Lorca de la casa de los Rosales. Es que estábamos hartos ya de maricones en Granada. A él, por maricón, y a La Zapatera, por puta».

Con esta crudeza se recoge en El asesinato de García Lorca (Ian Gibson), el momento en que el fascista Juan Luis Trescastro presumía por Granada de la ejecución de la escritora y dramaturga Agustina González López (1891, Placeta de Cauchiles, Granada- 1936, Víznar), conocida como “la zapatera”. Innovadora y creativa escritora, la artista y pensadora de la Generación del 27 estuvo invisibilizada y desconocida hasta que la investigadora Enriqueta Barranco (Granada, 1950) tiró del hilo de su historia y publicó el libro Agustina González López. Espiritista, teósofa, escritora y política. En él, Barranco recoge el profundo contexto que rodeó tanto a González como a las mujeres espiritistas de su tiempo, y todos los aspectos que hicieron de ella una mujer futurista e incomprendida por una sociedad que la tildó de loca.

¿Cómo supiste de Agustina González?
En el año 1982, comencé a hacer mi tesis de doctorado sobre la historia de la obstetricia en Granada. Ése fue el motivo porque el que descubrí que, en la ciudad, antes de la Guerra Civil, hubo un personaje muy importante en este campo llamado Alejandro Otero. Muchos años después, me propusieron un trabajo biográfico sobre la figura de este catedrático de obstetricia y fue ahí cuando descubrí a Agustina. Otero la había apoyado para que se presentara como candidata a las elecciones generales del año 1933. Inicialmente Agustina era un personaje del que solo se había hablado mal en Granada. Por una parte, figuras relevantes como Francisco Ayala habían escrito de ella cosas muy irritantes. Por otra, una de las personas que más ha publicado sobre Federico García Lorca, Ian Gibson, cuando la menciona en sus trabajos lo hace erróneamente: como Agustina González Blanco. Ni siquiera le da sus apellidos correctos. Se trataba de descubrir quién era ella. Viendo que la trataba tan mal la literatura local, pensé que debía ser un personaje muy importante como para que se la denostara de aquella manera. Así fui encontrando sus publicaciones y publiqué los primeros trabajos sobre su figura.

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¿Qué decía Francisco Ayala sobre ella?
En el año 1990, Francisco Ayala hace una publicación que se llama Relatos granadinos que fue presentada con todos los honores en el Ayuntamiento de Granada. Ahí se ocupa de ella y la deja muy mal parada. También otro personaje de dudosa memoria, que fue periodista del Diario Patria, dice de ella cosas muy indignantes, que estaba loca. Como tradicionalmente a las mujeres intelectuales que se salían de la norma establecida se les catalogaba de loca, no podía Agustina -más que por esos dos relatos- ser una persona muy importante a la que los hombres no le concedían ningún valor.

¿Cómo accediste a la obra original de Agustina?
Afortunadamente, ella tuvo tanta visión de futuro que registró toda su obra. Se autoeditó y se puso todos los registros de propiedad habidos y por haber. E incluso se conserva en la SGAE (Sociedad General de Autores y Editores), a la que hay que pedir permiso para poder consultar su obra original.

¿Qué se siente al tener una obra tan original e inédita entre las manos?
A mí me emociona mucho. Me emociona mucho ver en el papel cómo una mujer que era mayor que mi madre había sido capaz de romper las normas tan rígidas de una sociedad antifeminista. Capaz de plasmar sus pensamientos por escrito y de acusar a los hombres desde ese medio. Comprobar que de aquello quedaba constancia. Desgraciadamente de lo que no hay constancia, o yo al menos no la tengo, es de su obra artística. Toda fue destruida en Granada. El que ella hubiera tenido la precaución de enviar a los registros de la propiedad su obra escrita es lo que nos permite tenerla con nosotras.

Retrato de Agustina González en blanco y negro.
Agustina González.

¿Cuál era el origen de Agustina?
Tengo reconstruido un árbol genealógico al completo porque necesitaba saber si la tumba que hay en el cementerio de Granada, perteneciente a su familia, era también para ella. No está allí, claro… Su familia era de clase media alta simplemente por la casa que poseían en la calle Mesones, en el centro de la ciudad. Se dedicaban al comercio del calzado. Un familiar suyo fue diputado a Cortes Constituyentes en Granada. Era una familia moderadamente acomodada, algo que, en la Granada de los años veinte, no era muy común. No había mucha clase acomodada entonces sino una elite de gente que tenía el poder económico y mucha gente pobre de otro lado. Ella no pertenecía al estrato de gente pobre. Por eso le pusieron el apodo de “la zapatera”. Apodo que yo nunca uso porque creo que es vejarla en el más crudo sentido de la palabra.

Me comentabas antes de comenzar la conversación la importancia de entender la profundidad de su obra por no acabar invisibilizándola otra vez.
Sí, porque a principios del siglo XX había mujeres muy relevantes en Andalucía vinculadas al espiritismo o a la teosofía o a ambas cosas a la vez. La catedrática de la Universidad de Málaga María Dolores Ramos ha estudiado mucho a estos personajes. Muchas eran también masonas, como Carmen de Burgos. A principios de siglo, estas mujeres espiritistas ya despuntaron en la vida pública, en Málaga, sobre todo. Allí había una corriente espiritista muy fuerte en la que se integraron porque, de alguna manera, el espiritismo les concedía voz y la posibilidad de socializarse en un mundo diferente al de los hombres. No hay que olvidar que la mayoría de médiums famosas eran mujeres. Precisamente fue este contexto lo que más me costó entender cuando empecé a adentrarme en la obra de Agustina. He tenido que hacer una investigación de la situación del espiritismo y la masonería la Granada de esa época para saber del ambiente en el que Agustina socializó. Para poder comprenderla.

Entiendo que cuando hablamos de espiritismo estamos hablando de conexión con espíritus…
Sí, estamos hablando de eso. El espiritismo que se importó a España viene de Norteamérica, pero Europa adaptó sus propias teorías espiritistas. El espiritismo kardeciano, de Allan Kardec, fue el que se instauró en España. Se tradujeron del francés sus libros y sus teorías fueron las que se implantaron fundamentalmente en todo el territorio español, aunque existieron disidencias. La idea era que se podía establecer una comunicación con los espíritus porque estos estaban por encima de nosotros. Para poder hacerlo, era necesario que una persona actuara de intermediaria entre los espíritus y las personas que estaban en la tierra. No todo el mundo tenía la capacidad de ser médium. En esa dinámica desarrolló Agustina su pensamiento.

Resulta curioso a través de espiritismo las mujeres consiguieran respeto social. Que no fueran ridiculizadas.
En primer lugar, las mujeres tenían mucha consideración dentro del ámbito porque tenían poderes y tener poderes para comunicarse con los seres superiores les confería esa posibilidad. Por ejemplo, un hombre quería hablar con su madre y si no era a través de la médium no podía hacerlo. La médium era muy poderosa. Por otra parte, las mujeres podían estar libremente en los ambientes espiritistas. La tercera cosa, y creo que la más importante, fue la conexión con la igualdad para todos los seres que el espiritismo propugnaba. Todo el mundo habla, cosa que es verdad en cierta medida, de que el feminismo es una herencia de la corriente ilustrada. No es que no sea así, pero en la corriente espiritista de finales del XIX y primeros del XX se insistió mucho en la igualdad de todos los seres. Esto hizo que muchas mujeres que se sentían feministas se adhirieran a esas corrientes. A la espiritista y a la teosófica después.

¿Dónde tuvo especial irrupción esta corriente espiritista?
Donde más se desarrolló, por cuestiones económicas, fue en Cataluña. Allí vivió una espiritista muy reconocida, que era sevillana de nacimiento, llamaba Amalia Domingo Soler. Fue una mujer muy respetada y fue la maestra de Belén Sárraga y Eugenia Espona, que se dedicaron ampliamente a la política a principios del siglo XX. También hubo un núcleo muy importante en Madrid. Otro de los núcleos importantes fue Sevilla, aunque en Cádiz también existieron corrientes espiritistas. En Andalucía oriental, uno de los puntos fue Loja y en la zona de Linares. En las ciudades que tenían mucha comunicación con gente externa, Linares era una ciudad industrial muy potente y Loja era un importante núcleo de intercambio, las corrientes pasaban y se quedaban. Era muy curioso porque muchos de estos espiritistas eran diputados a Cortes que iban a una sesión espiritista antes de irse al Senado o al Congreso.

Portada de un libro, puesto sobre un tapete de ganchillo
Portada del libro de Enriqueta Barranco.

En el libro empiezas precisamente por la faceta espiritista de Agustina. De hecho, ella misma escribe una de estas sesiones que recoges en la obra.
En su obra solo refiere esa sesión que resume toda su visión. En ella describe cómo se hacía una sesión espiritista. Sabemos que ella participaba de ese tipo de corriente. En las sesiones, las personas formaban un círculo en el que se cogían de las manos y encadenaban sus dedos. Esto se conocía como el “magnetismo animal”. Así se podía transmitir la energía de unos a otros e incluso el pensamiento a través de algún tipo de efluvio que surge de la mente de la persona.

«Se considera que las mujeres que dibujaron o pintaron obras inducidas por los espíritus fueron las precursoras del arte abstracto» Clic para tuitear

Agustina llega, incluso, a dibujar a los espíritus.
Sí, ella hacía fotograbados. Ten en cuenta que en el espiritismo hay al menos siete tipos de médiums videntes: las que hablaban, las que veían… También está la psicografía, que Agustina tratará en su obra Los prisioneros del espacio. La psicografía es la escritura dirigida por los espíritus. En la sesión de espiritismo que se recoge en el libro, aparece una amiga de Agustina que era médium vidente. Agustina contaba con ella para que le contara cómo eran los espíritus y ella los representaba. De hecho, se considera que las mujeres que dibujaron o pintaron obras inducidas por los espíritus fueron las precursoras del arte abstracto.

¿Parte de esas ilustraciones fueron las que se eliminaron luego?
Sí, al menos 64 cuadros que tenía en su domicilio. Después de ejecutarla, allanan su domicilio y hacen un inventario de todos sus bienes. En ese inventario había, al menos, 64 cuadros suyos.

La segunda faceta de Agustina que recoges es la de teósofa. ¿Qué es la teosofía exactamente?
La teosofía es una cuestión apasionante desde el punto de vista intelectual. Probablemente ahora tú y yo, sin saberlo, estamos influenciadas por alguna corriente teosófica. La teosofía fue una especie de neoespiritualismo que surgió cuando el espiritismo empezó a decaer. Una noble rusa llamada Helena Petrovna Blavatsky (Madame Blavatsky) dijo que había que reunir todo lo bueno de todas las religiones para crear una nueva filosofía. Ella escribió los libros que asentaron la cuestión: Isis sin velo, que tuvo mucho éxito; y otro muy importante titulado La doctrina secreta. Blavatsky terminó asentándose en Londres donde probablemente fue masona. No contenta con cómo iba la historia de la teosofía fundó una fundación que existe todavía, la Sociedad Teosófica. Luego, por otra mujer muy importante que se llamaba Annie Besant, la Sociedad se estableció en Adyar, India. La gente se iba allí a hacer meditaciones trascendentales. Ambas mujeres fueron quienes instruyeron en las doctrinas secretas a un joven indio, Jiddu Krishnamurti. Éste publicó, dicen que no escrito por él, un libro muy importante llamado A los pies del maestro. Con esa obra intentaron hacer comprensible la teosofía al resto de los mortales ya que las obras anteriores eran bastante complicadas. Krishna, en el año 29, se hartó de esta historia y se fue a un rancho en California donde fue gurú. Movimientos como el animalista o el vegetarianismo tienen ahí su base. La teosofía pregonaba la defensa de la igualdad de todos los seres humanos. No se podían matar animales ni ingerir sus carnes porque se rompía un eslabón de la cadena que compone el mundo. Ésas son las fuentes que Agustina pudo utilizar para acercarse a la teosofía. Las leyes secretas, de Agustina, son teosofía pura. Ella era pacifista y se oponía a las guerras. Era antitaurina y defendía también la igualdad de todos los seres.

«Movimientos como el animalista o el vegetarianismo tienen su base en la teosofía» Clic para tuitear

¿Qué más aspectos de su vida y su obra recoges en el libro?
Se puede encontrar un acercamiento a las raíces intelectuales de Agustina a través de una resumida explicación del movimiento espiritista y del teosófico para, a partir de ahí, entender desde dónde se lanzó a la política tras publicar su obra, con un partido que creó ella: el Partido Entero Humanista. La palabra “entero” en la filosofía gnóstica alude a la completud del ser. En su programa defendía todo esto que estamos comentando. Algo que va a encontrar quien se acerque a la obra es que, a pesar de todo, Agustina se valoraba muy bien hasta tal punto, que fue una mujer capaz de escribir al presidente de la República y al presidente del Gobierno. Encontrarán las cartas recogidas en la publicación además de toda su obra, incluida la de teatro: Los prisioneros del espacio.

Desde tu punto de vista, como lectora e investigadora, ¿cuál dirías que es la postura o el rasgo más destacable de la trayectoria de Agustina?
La genialidad de su obra fue lo que me impactó desde el primer día, aunque he necesitado bastante estudio para poder comprenderla. Desde el punto de vista intelectual, su faceta como autora dramática y el drama Los prisioneros del espacio, me cautiva. Me gustaría que algún día algún grupo de teatro se atreviera a representarlo. Hay que tener en cuenta que escritoras dramáticas en España había pocas. Que una mujer de Granada, en el año 29, donde el 65 por ciento de la población femenina era analfabeta y con todo lo que aquí se estaba moviendo de represión por parte de la Iglesia católica, fuera capaz de escribir una obra dramática impregnada de simbolismo y suspense…

Agustina González era pacifista, antitaurina y defendía la igualdad de todos los seres Clic para tuitear

¿Qué hay de su escritura futurista?
Agustina aprovecha la escritura futurista para introducir sus ideas. En ella habla de viviendas sociales en un tiempo donde Granada contaba con 650 cuevas habitadas. También habla de microcréditos. Se proclama no comunista y se acerca a la masonería cuando glorifica a Benjamin Franklin.

En el libro recoges además un relato nominal de mujeres fusiladas en Granada.
Sí, en memoria de ellas y por sororidad, he recogido los nombres de las mujeres que, entre 1936 y 1939, tenemos constancia de que fueron ejecutadas en Granada. También los nombres de las mujeres que en el mismo período sufrieron procesos de represión, aunque no llegaran a tener este final. A esta publicación sí se tiene acceso en internet.

 

[su_box title=”ESKRITORA FUTURISTA ” box_color=”#f77a70″ radius=”8″]Agustina González defendió en el Idearium futurismo una forma más económica de escribir parecida a la que actualmente usamos en nuestros mensajes de texto por whatsapp o sms. El reconocimiento de esta sencilla manera de expresarse como válida implicaba dejar de hacer sentir al pueblo analfabeto y poner la crítica en unas normas ortográficas que resultan a veces demasiado complejas. Además de esta obra, González escribió otras que se recogen por entero en el libro contextualizado por Barranco: Las leyes secretas, Justificación y los prisioneros del espacio, junto a las cartas y algún grabado realizado por la propia Agustina.[/su_box]

Artículo original publicado en el ojopatio de feminismo andaluz de Pikara Magazine. Licencia Creative Commons

 

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Mar Gallego

Contaora. Felizmente Fracasada. https://www.instagram.com/margallegoes/