¿Por qué Jerez, Chiclana, Arcos… se apellidan “de la Frontera”?

Hay algo que tengo clarísimo y es que las personas estamos hechas de historia y somos, a su vez, catalizadoras de historias.  Somos la historias que nos han contao y las que nunca nos han contao: las que podemos verbalizar y las que aún no. Las que afirmamos claramente y las que solamente intuimos. Nos afectan las unas y las otras.

Las que nos cuentan generan referentes, generan caminos y nos otorgan un hilo desde el que tirar y conocernos que, la mayoría de veces, suele estar en nuestro pasado. Las que se silencian nos confunden, no sabemos si creerlas realmente, nos generan dudas y nos impiden generar contexto a dolencias internas y externas. A veces, nos hacen incluso desarrollar enfermedades físicas y del alma.

También a menudo aquellas historias que nos han contado durante años y siglos no generan patrones demasiado diversos. Y solemos caer en lo que la escritora senegalesa  Chimamanda Ngozi Adichie llamó “el peligro de la historia única“. Esto no es más que el afán de reducir la multitud de experiencias vitales (diferentes y necesariamente distintas) en cajones muy limitados. De ahí la palabra “encajar”, en la que tenemos que reducir tó lo que somos en las limitadas necedades externas que nos hacen seres fáciles de leer para el resto. Libros que siempre cuentan el mismo cuento.

Romper el silencio de las historias sólo tiene sentío si lo hacemos para dar voz a esa diversidad, para no volver a referirnos a la misma pobreza de pensamientos de siempre y atrevernos a generar, de verdad, un referente distinto. Como decía el granaíno Federico García Lorca, “hay cosas encerradas dentro de los muros que, si salieran de pronto a la calle y gritaran, llenarían el mundo”.  ¿Cómo se puede llenar el mundo traduciéndolo a un lenguaje binómico de términos enfrentados que no parecen tocarse el uno al otro, mezclarse… ¿Cómo explicar Andalucía por ejemplo desde ahí cuando Andalucía siempre ha sio un PIPAZO FRONTERIZO?

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Contextualizar la precariedad

 

Pongamos el ejemplo de Jerez de la Frontera. Jerez se enfrenta cada día en medios a datos como los siguientes:

La ruta de los parados sin prestación

-Jerez no sale de la crisis: 12.400 personas dependen de Cáritas

-31.000 desempleados

-60% de tasa de paro juvenil

-Cáritas atiende a 27.394 personas

-64% de las familias con dificultades

-Ocho ciudades gaditanas ‘entran’ en un ránking de “pobreza anclada”: Sanlúcar, La Línea, Chiclana, Algeciras, Jerez, San Fernando, El Puerto y Cádiz. En Jerez, del 41,4%.

Sin embargo, la historia real de Jerez no parece tener responsabilidad para con estos datos. El silencio en torno a ella, quizás, no podría dar un hilo desde el que tirar pero, al no haber tal historia, no queda otra que decir que el “mal de Jerez” es suyo: que es su mera responsabilidad y la de su gente el estar en estas situaciones. Jerez y su gente tiene la culpa. En Andalucía lo hemos oído toda la vida ¿no?: que somos un pueblo de gente floja y tal… Ante el silenciamiento, la ausencia de autoestima. Somos sirvientas de este discurso. El discurso no nos sirve, nos nos ayuda; nos convertimos en sus siervxs.

[bctt tweet=”Si los discursos no nos sirven para sanar y contarnos, somos sirvientes del discurso.” username=”feminismandaluz”]

Pero ¿qué ocurriría si decidiéramos tirar del hilo? No hay que buscarlo lejos, las historias sólo se tienen que saber mirar: nunca están lejos. Están cerca o dentro y parte de la nuestra está en nuestro propio apellido: en “de la Frontera” que Jerez comparte con pueblos como Chiclana, Conil y Arcos. ¿Podrá esa historia ayudarnos a sanar?

La Frontera, una cicatriz para la Historia única

Yo estoy convencida de que las historias sanan. Jerez se apellida “de la frontera” porque fue, junto con otros pueblos, una frontera castellano-nazarí que fue estable; durante casi dos siglos. Pueblos como Chiclana, Jerez y Arcos eran territorios fronterizos de la llamada “banda morisca” (siglos XIII-XV).

A pesar de que Andalucía es, en parte, una frontera perdurable, no hay ninguna que, como la castellano-nazarí, dure 250 años.

 

Imaginaos lo que pueden ser dos años en la vida de una persona y lo que son más de dos siglos en la vida de un pueblo. ¿Qué tiene que ver esto con lo que estaba contado, ¡pues mucho! Este carácter fronterizo conformó la identidad y el carácter de todo un pueblo. Se convirtió en zona de contacto, de mucha apertura y de fusiones y en un territorio también totalmente inestable porque siempre estaba amenazado.  Al contrario de lo que se puede tender a  pensar, su posición no la limitó y cerró al resto del mundo; más bien al contrario agudizó sus particularidades regionales, comarcales y locales.

¿Y qué más? ¿Te parece poco Mari Carmen?

El investigador Rafael Sánchez dice: Si usted traza en un mapa actual la línea de la antigua frontera, se dará cuenta que los efectos todavía son tremendos. En torno a la frontera se concentran las mayores bolsas pobreza, pero también los espacios naturales más ricos e interesantes. También, como se observa en la Sierra de Cádiz, son mundos que han mantenido una personalidad social y cultural única. La frontera sigue siendo una enorme cicatriz en Andalucía.

[bctt tweet=”La Frontera sigue siendo una enorme cicatriz para #Andalucía, según el investigador Rafael Sánchez.” username=”feminismandaluz”]

Para este proyecto, una cicatriz es un lugar donde habita el silencio y persiste la historia única. Como ya habremos adivinao, esta historia da contexto mucha situación de pobreza vivida en estos pueblos y además explicar por qué pueblos como los de Jerez no pueden ser entendíos si su gran mezcla y apertura ya que eran zonas de tránsito entre saberes. Además nacieron manifestaciones propias de territorios fronterizos, por ejemplo, ¿sabías que existían los romanceros fronterizos por aquel entonces?

En Andalucía hemos crecío desde un espejo que NO nos devolvía una historia de autoestima. Sacarlas a la luz renunciando a la pedantería del saber por saber (pa ser más que otres) y usarlas para ayudar a sanar y a que todo un pueblo empiece a sentirse legítimo para contar es, creo, uno de nuestros principales retos. Yo, por cierto, soy de Chiclana de la Frontera y esto me ayudó a entender, por ejemplo, por qué Chiclana a veces se vive como una especie de NO LUGAR.

Tiremos del hilo porque hay pistas por todas partes y no hay que comprar ningún billete de ida pa encontrarlas. Sólo tenemos que cambiar la mirá.


 

Gracias a estas informaciones

http://www.diariodecadiz.es/opinion/analisis/frontera-banda-morisca_0_1127287380.html

http://erandaluysuvocabulario.blogspot.com.es/2014/09/pueblos-de-la-frontera-la-banda-morisca.html

http://www.diariodesevilla.es/sevilla/antigua-frontera-Nazari-cicatriz-Andalucia_0_833316932.html

 

Se agradecen comentarios que engrosen la información

 

 

Mar Gallego

Contaora. Felizmente Fracasada. https://www.instagram.com/margallegoes/