Por Ana Orantes
En nuestras casas la expresión “mujer, ¡tú que vas a saber!” siempre estuvo muy presente. Ana Orantes lo contaba un 4 de diciembre de 1997 en Canal Sur pero de otra manera. Su relato sobre la violencia machista que llevaba sufriendo durante más de 40 años se convirtió en VERDAD porque la granaína fue asesinada a sangre fría por su expareja. Fueron los hechos y no su palabra lo que más pesó y repercutió, ya que Orantes había denunciado varias veces la violencia sin obtener respuesta alguna.
“Yo no podía respirar, yo no podía hablar porque yo no sabía hablar, porque yo era una analfabeta, porque yo era un bulto, porque yo no valía un duro. Así han sido 40 años”. Mujer, tú que vas a saber…
A la sombra de la violencia de género se sumó en Andalucía otros estigmas que sufrieron las mujeres populares. Ana señaló muchos en su relato. El analfabetismo histórico de su familia, la dependencia económica y el servilismo al que la abocó la propia familia del agresor que provenía de una clase alta. Lo primero que hizo la madre del asesino cuando Orantes fue a vivir con la familia del mismo, fue despedir a la trabajadora del hogar que entonces ejercía sus labores allí para que Orantes asumiera ese rol.
Una joven andaluza de orígenes pobres ocupaba ese lugar, aunque se convirtiera en su nuera. Ése era su sitio. En el relato de Ana sería absurdo obviar que el origen de la violencia que sufrió era su condición de mujer a la que se sumaba sus orígenes pobres y andaluces.
Debido al terrible desenlace que tuvo pero, sobre todo, gracias a su valentía y a su relato, Orantes consiguió que lo ocurrido no cayera en saco roto. En primer lugar, todo el mundo sintió la pérdida como suya. La sociedad asumió su responsabilidad frente a lo ocurrido. Andalucía lloró su asesinato como propio. Todo el pueblo andaluz sintió vergüenza y pidió Justicia.
Se rompió un silencio histórico que se había ocultado bajo la alfombra del parricidio. Antes de Ana, los homicidios cometidos contra un familiar en primer grado se aglutinaban bajo este término, a pesar de que a Ana se le mandó a callar por ser mujer, se la dejó de creer en las instituciones por ser mujer y se la violentó y asesinó por ser mujer. Así, se reformó el Código Penal y en diciembre de 2004 sale a la luz la Ley Orgánica 1/2004, de 28 de diciembre, de Medias de Protección Integral contra la Violencia de Género. La ley se votó por unanimidad por todos los partidos políticos, incluido el Partido Popular.
[bctt tweet=”Al tú que vas a saber mujer ahora se le llama denuncias falsas y al término parricidio ahora se le quiere llamar violencia intrafamiliar” username=”feminismandaluz”]
Hoy, quince años después de esa aprobación, la sensibilidad a la que parte de la sociedad se acerca a casos como los de Ana ha cambiado, pero las mismas dinámicas machistas de antaño se repiten en el imaginario y en la representación política llegando, actualmente, al Parlamento Andaluz con mayor fuerza. Al “tú que vas a saber mujer” ahora se le llama “denuncias falsas” y al término “parricidio” ahora se le quiere llamar “violencia intrafamiliar”.
A pesar de los 22 asesinatos de mujeres producidos en el estado español en 2019, partidos como Vox o el Partidos Popular (que en su día firmó la ley de Violencia de género) parecen estar más del lado del asesino de Ana Orantes que de la propia Ana. PP se planta arrodillarse a las idea de Vox y vaciar el contenido del término “violencia de género” desapareciendo el hecho de que existe una cultura machista que agrede y asesina a las mujeres cada día en Andalucía. Desapareciendo a las víctimas y haciendo que relatos como el de Ana Orantes no hayan servido para nada. PP y Vox consiguen, con su nuevo planteamiento, llevar a Ana al lugar al que su agresor la llevó: al silencio y a la mentira.
Eliminar el significado de la ley de violencia de género y convertirlo en un cajón de sastre en el que todo vale -incluso generar más violencia contra las mujeres-, es hacerle el juego a las nuevas manadas que se están organizando y a los grupos de maltradores que se esconden tras el “dónde estás, papá” de las rotondas. Que el Gobierno andaluz no sólo no esté poniendo frente a esta violencia, sino que se esté planteando sucumbir a las peticiones de asesinos y maltratadores que se esconden detrás de la ultraderecha con claras peticiones en mano, es una violación en toda regla de los derechos humanos.
Ana Orantes hoy cuenta con una calle en Sevilla. La misma capital donde hoy se plantean acabar con ella y con su memoria. Tapar la violencia machista y desterrarla del lenguaje, es asesinar a las mujeres más de una vez. No permitamos que las mismas instituciones que no la creyeron vuelvan a las andadas ni permitamos que las mentiras se conviertan en verdades y en violencia institucional. Por todas las mujeres. Por todas nuestras vecinas asesinadas. Por Ana Orantes.
[bctt tweet=”Tapar la violencia machista y desterrarla del lenguaje, es asesinar a las mujeres más de una vez.” username=”feminismandaluz”]